Alguna vez habré contado que mis primeros contactos con la Informática se produjeron en los primeros años ochenta. Aprendí Programación (cosa fácil para los que conocíamos los entresijos de la Lógica Matemática), aprendí a manejar las Hojas de Cálculo, las Bases de Datos y los Procesadores de Texto, todo ello con programas basados en el sistema operativo MD-DOS de Microsolf. Vino el Windows que de entrada no me gustó. Vino el Internet y durante años me negué a usarlo, a pesar de tenerlo instalado en mi despacho de Catedrático en la Universidad de Córdoba. Andaba enfrascado en la preparación y redacción de textos de Matemáticas Superiores y con mis programas en MS-DOS me era suficiente. Los libros (seis en total) llegaron a publicarse: iban dirigidos a estudiantes de las Licenciaturas de Física o Matemáticas, aunque también a los de Química y a los de algunas Ingenierías Superiores. Se hablaba de Teoría de Grupos, de Espacios de Hilbert, de Ecuaciones Diferenciales, de Geometría Métrica, de Geometría Lineal y de Campos Numéricos(*). Un total de más de 1800 páginas, lo que no está mal para un pueblerino cateto como yo, al que alguna vez (ya metido en el mundo de las redes) un afamado tratadista de temas flamencos le soltó que "era incapaz de escribir más de tres renglones seguidos". ¿Qué sabría el buen señor?
Me llegó la jubilación y seguí con mis cosas de la Matemática. Tenía bastantes trabajos breves y material suficiente para escribir más de cien artículos. Pensaba meter a alguno de mis hijos en estas cosas y publicar juntos en alguna revista. Pero, he aquí, sería 2008 creo, que mis propios hijos me convencen de que instale y use esa herramienta llamada INTERNET. Lo hago y conforme voy aprendiendo su uso me encuentro unos artículos de Matemáticas cuyos títulos me eran familiares. Escudriño y compruebo que eran de mi total autoría, si bien dos profesores, que habían colaborado conmigo en las clases de Álgebra , los habían publicado con su nombre. ¡Mi desprecio para estos piratas que hoy día ya figuran como profesores de plantilla en mi querida Universidad de Córdoba!
(*) Los libros salieron con tres nombres como autores. No les contaré por qué quise que así fuera, pero sí les indico, sin ánimo alguno de notoriedad por mi parte, que el 99% del texto siempre fue de mi autoría, reservando un 1% para algún que otro error ajeno a mi persona.
Me llegó la jubilación y seguí con mis cosas de la Matemática. Tenía bastantes trabajos breves y material suficiente para escribir más de cien artículos. Pensaba meter a alguno de mis hijos en estas cosas y publicar juntos en alguna revista. Pero, he aquí, sería 2008 creo, que mis propios hijos me convencen de que instale y use esa herramienta llamada INTERNET. Lo hago y conforme voy aprendiendo su uso me encuentro unos artículos de Matemáticas cuyos títulos me eran familiares. Escudriño y compruebo que eran de mi total autoría, si bien dos profesores, que habían colaborado conmigo en las clases de Álgebra , los habían publicado con su nombre. ¡Mi desprecio para estos piratas que hoy día ya figuran como profesores de plantilla en mi querida Universidad de Córdoba!
(*) Los libros salieron con tres nombres como autores. No les contaré por qué quise que así fuera, pero sí les indico, sin ánimo alguno de notoriedad por mi parte, que el 99% del texto siempre fue de mi autoría, reservando un 1% para algún que otro error ajeno a mi persona.