domingo, 15 de diciembre de 2024

Las Redes y yo

Alguna vez habré contado que mis primeros contactos con la Informática se produjeron en los primeros años ochenta. Aprendí Programación (cosa fácil para los que conocíamos los entresijos de la Lógica Matemática), aprendí a manejar las Hojas de Cálculo, las Bases de Datos y los Procesadores de Texto, todo ello con programas basados en el sistema operativo MD-DOS de Microsolf. Vino el Windows que de entrada no me gustó. Vino el Internet y durante años me negué a usarlo, a pesar de tenerlo instalado en mi despacho de Catedrático en la Universidad de Córdoba. Andaba enfrascado en la preparación y redacción de textos de Matemáticas Superiores y con mis programas en MS-DOS me era suficiente. Los libros (seis en total) llegaron a publicarse: iban dirigidos a estudiantes de las Licenciaturas de Física o Matemáticas, aunque también a los de Química y a los de algunas Ingenierías Superiores. Se hablaba de Teoría de Grupos, de Espacios de Hilbert, de Ecuaciones Diferenciales, de Geometría Métrica, de Geometría Lineal y de Campos Numéricos(*). Un total de más de 1800 páginas, lo que no está mal para un pueblerino cateto como yo, al que alguna vez (ya metido en el mundo de las redes) un afamado tratadista de temas flamencos le soltó que "era incapaz de escribir más de tres renglones seguidos". ¿Qué sabría el buen señor?

Me llegó la jubilación y seguí con mis cosas de la Matemática. Tenía bastantes trabajos breves y material suficiente para escribir más de cien artículos. Pensaba meter a alguno de mis hijos en estas cosas y publicar juntos en alguna revista. Pero, he aquí, sería 2008 creo, que mis propios hijos me convencen de que instale y use esa herramienta llamada INTERNET. Lo hago y conforme voy aprendiendo su uso me encuentro unos artículos de Matemáticas cuyos títulos me eran familiares. Escudriño y compruebo que eran de mi total autoría, si bien dos profesores, que habían colaborado conmigo en las clases de Álgebra , los habían publicado con su nombre. ¡Mi desprecio para estos piratas que hoy día ya figuran como profesores de plantilla en mi querida Universidad de Córdoba!




(*) Los libros salieron con tres nombres como autores. No les contaré por qué quise que así fuera, pero sí les indico, sin ánimo alguno de notoriedad por mi parte, que el 99% del texto siempre fue de mi autoría, reservando un 1% para algún que otro error ajeno a mi persona.  

martes, 10 de diciembre de 2024

Entrevista a Pepe Pinto en Radio Sevilla

La Rambla

¿Por qué Gabriel Ruiz de Almodóvar tuvo que explicarle a Segovia que el preludio que acababa de tocar estaba editado? En mi opinión, porque no lo tocó a partir de una partitura impresa, en ese caso no hubiese sido preciso especificar que estaba editado, era obvio. Es posible que lo tocase a partir de una copia manuscrita o quizá lo tocó de memoria. Si lo hizo a partir de un manuscrito, no se me ocurre mejor momento para que se elaborase esa copia que durante la convalecencia de Tárrega en La Rambla, en la casa de Ruiz de Almodóvar, poco antes de que ambos guitarristas tocasen a dúo en Granada, en junio de 1908.

Venía Tárrega de La Rambla (Córdoba), de pasar una temporada reponiéndose de su enfermedad y fue allí donde conoció al granadino Ruiz de Almodóvar que ejercía de registrador de la propiedad y quien lo invitó a venir a Granada; al día siguiente la Orquesta Sinfónica dirigida por el maestro Arbós daba un concierto en el Palacio de Carlos V y en la plaza de toros granadina lidiaban los toreros de moda: Bombita, Lagartijo y Camará.


Enlace

Lleva el placer al dolor y el dolor lleva al placer; ¡vivir no es más que correr eternamente alrededor de la esfinge del amor!

Esfinge de forma rara que no deja ver la cara…; mas yo la he visto en secreto, y es la esfinge un esqueleto y el amor en muerte para. Ganivet “Idearium español” (Fragmentos)    Hemos tenido, después de períodos sin unidad de carácter, un período hispano-romano, otro hispano-visigótico, y otro hispano-árabe; el que les sigue será un período hispano-europeo, y otro hispano-colonial; los primeros de constitución, y el último de expansión.
   Pero no hemos tenido un período español puro, en el cual nuestro espíritu, constituído ya, diese sus frutos en su propio territorio; y por no haberle tenido, la lógica de la Historia exige que lo tengamos, y que nos esforcemos por ser nosotros los iniciadores.
   Importante es la acción de una raza por medio de la fuerza, pero es más importannte su acción ideal; y ésta alcanza sólo su apogeo cuando se abandona la acción exterior y se  concentra dentro del territorio toda la vitalidad nacional.
[...]
   Toda nuestra Historia demuestra que nuestros triunfos fueron debidos más a nuestra energía espiritual que a nuestra fuerza puesto que nuestras fuerzas siempre fueron inferiores a nuestras obras; no pretendemos hoy trocar los papeles y confiar a un poder puramente material nuestro porvenir.
   Antes de salir de España hemos de forjar dentro del territorio ideas que guíen nuestra acción, porque caminar a ciegas no puede conducir más que a triunfos azarosos y efímeros, y a ciertos y definitivos desastres.
[...]
   Y lo más original de este modo de expresión fue que, por nacer del choque de dos fuerzas, tenía que ser reflejo de ambas. Los españoles, al celebrar sus hazañas, lo hacían con espíritu cristiano, pues que con él y por él combatían; pero el ropaje de sus conceptos era en gran parte ajustado a la usanza mora.
   El espíritu de los árabes, llegaba entonces a su apogeo, y era natural que influyese sobre el de los españoles, si ya no bastara el contacto de varios siglos y la guerra misma, que suele ser el medio más eficaz que tienen los pueblos para ejercer sus recíprocas influencias. De esa poesía popular, cristiana y arábiga a la vez, arábiga sin que lo arábigo desvirtúe lo cristiano, antes, dándole más brillante entonación, nacieron las tendencias más marcadas en el espíritu religioso español: El misticismo, que fue la exaltación poética, y el fanatismo, que fue la exaltación de la acción.  El misticismo fue como una santificación de la sensualidad afriicana, y el fanatismo fue una reversión contra nosotros mismos, cuanto terminó la Reconquista, de la furia acumulada durante ocho siglos de combate. El mismo espíritu que se elevaba a los más sublimes conceptos, creaba instituciones formidables y terroríficas; y cuando queremos mostrar algo que marque con relieve nuestro carácteer tradicional, tenemos  qu acudir, con aparente contrasentido, a los autos de fe y a los arrebatos de amor divino de Santa Teresa.  

Rocío Márquez

Tomatito






Cantando en una mina, año 2012








Junto al Guernica, Seguirillas con Alfredo Lagos, 02-06-2017